Llega de pronto el día en que ya te aguantas en el monociclo. Aunque te caes de vez en cuando y no eres muy estable consigues salvar tramos de varias decenas de metros con una cierta tranquilidad. Pero todavía no te ves capaz de ir de paseo con tus compañeros (que, asumo, habrán aprendido contigo).
Ganar estabilidad y confianza
Llegado a este punto ganar confianza es cuestión de hacer kilómetros. Aprovecha cualquier oportunidad: con una mochila a la espalda puedes ir a comprar el pan. Usa las farolas para volver a montar cuando te caigas o cuando tengas que desmontar para cruzar una calle.
Te darás cuenta de que no pasas desapercibido: que no te importe. Ir en monociclo todavía es raro, porque la gente piensa que tienes que ser una especie de supermán para aprender, pero ya cambiará. Seguramente, la mayor parte de la gente que te mira está pensando que le gustaría aprender. El monociclo que llevas no deja nunca de crear buen ambiente. Si te pareces en algo a mi, no puedes evitar ir con la cara radiante de felicidad; la gente te sonríe, te habla, los niños te siguen con sus bicis. Da igual que te caigas de vez en cuando.
La postura y el peso
No dejes de fijarte en la postura. Ves erguido y elegante, no te inclines hacia adelante, no mires la rueda. Tienes que ir sentado en el sillín. Si estás cargando el peso en las piernas acabarás con los cuádriceps hechos polvo. Cuando llevas el peso en el sillín y la rueda bien hinchada el monociclo es seguramente el vehículo rodado más eficiente que existe: te deslizas sobre él por la calle, prácticamente sin ningún esfuerzo.
La presión de la rueda
Ya ha llegado el momento de aumentar la presión de la rueda. No necesitas el extra de estabilidad que te da la presión baja, y te interesa la eficiencia mecánica de la presión alta. Ínflala más de lo que inflarías una rueda de bicicleta. Verás que te cansas menos y giras mejor.
Montar sin farola
Llegado a este punto, lo más importante que te falta aprender es a montar sin ayuda. Una vez lo consigas te verás capaz de ir a cualquier sitio en tu monociclo.
Montar solo es idéntico a montar con ayuda. La postura inicial y el mecanismo es el que has estado practicando desde el principio. La única diferencia es que ahora no tienes dónde apoyarte, y eso te obliga a afinar un poco más el movimiento.
Te resultará más fácil si limitas la fuerza del pie que empieza en el pedal. Tiene que aguantar, pero no empujar hacia abajo. De esta forma, cuando estés arriba los pedales no estarán en el punto muerto vertical, y podrás arrancar. Mientras la pierna que apoya en el pedal hace la fuerza justa para que la rueda no se mueva, date con la pierna que apoyas en el suelo el impulso justo para llegar a ponerte encima de la rueda.
Puede ser que te ayude hacer varias tentativas: date un poco de impulso, de forma que subas un poco, pivotando respecto al eje de la rueda, y luego vuelvas a caer, sin que se haya movido la rueda. Si lo haces unas cuantas veces verás cuánto impulso necesitas para llegar arriba. Cuando consigas el impulso necesario llegarás arriba sin que se haya movido la rueda y te pararás ahí un instante: aprovecha ese momento para poner el pie que te ha impulsado en su pedal y salir.